La Salud y La Educación en el país, una causa común de todos los paraguayos… Estos pilares de la sociedad exigen hoy un compromiso que va más allá de lo básico e inmediato. Implica planificar con criterios sólidos un desarrollo sostenible en el tiempo, utilizando los recursos de forma eficiente, comprendiendo el contexto y los factores que influyen directa e indirectamente sobre las instituciones y las personas. La desidia durante décadas, ha provocado la postergación de un pueblo sufrido que, a pesar de las adversidades, intenta día a día salir adelante en medio de sus limitaciones y carencias hacia un futuro más justo y participativo.
La salud, derecho fundamental sin el cual un ciudadano no podría ejercer el pleno goce de sus capacidades tanto físicas como intelectuales para ponerlas al servicio de su comunidad, no puede sino recibir la mayor de las atenciones por parte de quienes estén encargados de llevarla hasta el último confín del Paraguay, garantizando así que el país cuente con un capital humano capaz de trabajar, prosperar y vivir una vida digna dentro de su territorio.
En ese sentido, el sistema de salud en Paraguay viene experimentando un proceso de modernización y readecuación a los requerimientos de la sociedad; principalmente en la búsqueda de una mayor rapidez y eficacia en la atención mediante personal calificado, distribuyendo la infraestructura a través de una red integrada de servicios especializados, fomentando ambientes saludables, etc. Aunque aún con mucho camino por delante y sobre todo en las comunidades más alejadas de los polos de desarrollo.
Ciudadanos saludables son el mayor activo que un país puede tener. -Winston Churchill.
La salud es la riqueza real y no piezas de oro y plata. -Mahatma Gandhi.
Un predio de aproximadamente 1 hectárea, propiedad del Instituto de Previsión Social (IPS), ubicado estratégicamente en el centro de la ciudad, intentó dar lugar años atrás a un complejo Hospital que fuera capaz de atender a pacientes de toda el área de influencia Departamental. Sin embargo, por cuestiones irregulares, se ha estancado en sus cimientos para ver pasar el tiempo y ser anfitrión de escombros y malezas hasta que, en nuestros días, la reprogramación de sus instalaciones dentro del Sistema Nacional de Salud, pareciera estar lista.
Un hospital, en esencia, es un equipamiento urbano de carácter público, privado o mixto, destinado a recibir, tratar y sanar pacientes en un entorno propicio para el efecto. Dentro del enfoque clásico funcionalista, el paciente es tratado desde el aspecto físico, mediante un diagnóstico, estudios y tratamientos establecidos para cada dolencia. No obstante existen ejemplos contemporáneos alrededor del mundo, que sin ser complejos, demuestran que la arquitectura de un Hospital puede contribuir positivamente en la sanación más pronta y eficaz de los pacientes, trabajando con el estímulo de sus sentidos a través del uso apropiado de la iluminación, la ventilación, la proporción de los espacios, los materiales y colores utilizados, así como otros factores que contribuyen al bienestar mental y espiritual de quienes deban ser atendidos así como también del equipo técnico de profesionales que prestan sus servicios.
Al tratarse de un proyecto superpuesto a una preexistencia, se parte de la base de aprovechar al máximo toda la estructura de Hormigón Armado construida en el sitio, de esta manera se lograría abaratar considerablemente el costo de la obra terminada.
No obstante, por tratarse de un programa diferente al anterior, necesariamente deben realizarse algunos ajustes en la modulación y estructura del edificio.
Como la salud es prioridad en el país, el tiempo en que esta ciudad y sus alrededores no cuenten con un centro de atención, repercute negativamente en la calidad de vida de sus habitantes, por lo que se plantean técnicas de rápida ejecución con prefabricados y tabiques de construcción en seco, que agilicen el cronograma de obra, así como también flexibilicen los cerramientos en el caso de que en un futuro se planteen modificaciones o extensiones del Hospital.
El hecho de lidiar constantemente con presupuestos ajustados, hace del arquitecto paraguayo un diseñador interesante a los ojos del mundo, despojado de irrelevancias y prejuicios, emplea ingeniosamente materiales simples que imprimen un sello característico a cada obra. En términos de lenguaje y fachada del edificio con relación a la ciudad, se plantea utilizar una piel permeable, compuesta de tejuelones cerámicos entretejidos con una estructura metálica liviana, capaz de envolver a los diferentes pabellones en un todo continuo de potente identidad y cohesión, aclarando su lectura dentro de la trama urbana y arraigándolo al contexto regional en el cual se inserta.
Reconociendo la importancia del rol que tiene un hospital dentro su comunidad, se busca reforzar la idea de vincularlo con la ciudad y su historia, entendiendo que ésta en los tiempos de su fundación tuvo por nombre “tacurú pucú”, aludiendo a los innumerables montículos de tierra colorada construidos por termitas que hasta hoy día se pueden encontrar en la zona.
El Hospital proyectado, además de la piel cerámica, aprovecha la propuesta de un simple oratorio con planta circular y alzado hiperboloide, para magnificar aquel ícono que otrora dio nombre a su territorio. Éste gesto, renueva y refuerza el compromiso que tiene la institución para con los habitantes de Hernandarias y sus alrededores.